Mittwoch, 13. Februar 2008

la selva, ¿propiedad privada? y la selva de la ley

Con respecto a nuestros artículos y a nuestra campaña por defender la selva, queremos compartir con ustedes las columnas del diario La Primera del periodista César Lévano. Ojalá podamos hacer algo para salvar nuestro mundo.
Todas las columnas de César Lévano las podrás encontrar en:

www.editorialdecesarlevano.blogspot.com

Mittwoch, 13. Februar 2008

LA SELVA, ¿PROPIEDAD PRIVADA?

El 25 de noviembre de 2007, el presidente ­Alan García publicó en El Comercio su deplorable artículo “El síndrome del perro del hortelano”. Allí presenta al Perú como un pobre país que merece ser vendido al mejor postor. Sobre la ­Amazonía escribe:

“En las 8 millones de hectá­reas que han sido destruidas (en la Amazonía) debe establecerse ya la propiedad en grandes lotes, para que empresas modernas y fondos de inversión trabajen a largo plazo en madera de alto valor y bambú”.

Pero Jorge del Castillo, presidente del Consejo de Ministros, nos sale ahora con la sorpresa de que la ley para promover la inversión en la Amazonía no persigue la privatización. O sea que el premier parece colocarse en la posición del perro. Del hortelano, por supuesto.

¿Significa esto que Del Castillo rechaza el afán privatizador de la selva de su jefe y guía ­Alan García? ¿Implica acaso ­una rectificación?

Nada de eso. Lo que pasa es que la propuesta privatizadora de García ha suscitado tal repulsa, que su álter ego, su otro yo, Del Castillo, sostiene lo insostenible: que el proyecto del Ejecutivo no busca la privatización, sino “la inversión y la propiedad de zonas forestales y deforestadas”.

O sea, sí pero no. La idea persiste y tiene nombre propio. Lo hemos denunciado oportunamente. Se busca entregar a un grupo económico poderoso una inmensa superficie de nuestra selva.

La selva amazónica es mucho más que bosques y deforestación. Hay allí una riqueza biológica que nutre ya las investigaciones y las ganancias de los grandes laboratorios farmacéuticos, y que, sin embargo, conserva aún secretos inexplorados.

Las poblaciones nativas de la selva, guardianas del tesoro, deben ser, además, respetadas. No se las puede expulsar despiadadamente, como harían, con toda seguridad, las empresas privadas.

El 12 de febrero del año pasado, U.S. News and World Report, el más derechista de los grandes semanarios estadounidenses, publicó un informe sobre lo que llamó “la última selva del mundo”. Planteaban los autores, refiriéndose a Brasil, el dilema que plantea el salvar la selva amazónica al mismo tiempo que se quiere explotar sus riquezas.

El informe detalla cómo madereros, mineros y ganaderos destruyen la selva (en un año, la deforestación puede sacrificar entre 1,100 y 1,400 millones de árboles). La hazaña es cometida, por supuesto, por “empresas modernas”.

Para que no se crea que denunciar esto es exclusividad izquierdista y nacionalista, nos remitimos a un editorial del New York Times citado por U.S. News, el cual sostiene: Brasil debe recordar que “el bosque tropical no es una mercancía que deba ser explotada para ganancia privada”.

¡Hasta los gringos se preocupan más que García y Del Castillo de defender la selva amazónica!


Dienstag, 5. Februar 2008

LA SELVA DE LA LEY


El presidente Alan García está empeñado en que se apruebe su proyecto que busca ins­talar en la Amazonía un régimen de propiedad privada en reemplazo del actual sistema de concesiones.

Para fomentar medidas como ésa, a favor de transnacionales y de grandes empresas peruanas, escribió su entreguista artículo “El síndrome del perro del hortelano”.

Los pueblos amazónicos han reaccionado contra la propuesta de García, a la que motejan de “Ley de la selva”. Se está forjando allá una actitud unitaria de combate.

Dos comisiones del Congreso discuten el proyecto: la Comisión Agraria, dominada por el oficialismo, que acepta entregar en propiedad áreas ­amazónicas, y la de Economía, que propone mantener el régimen de concesiones.

El miércoles último, la Comisión Permanente del Congreso debió pronunciarse, pero su reunión se frustró, quizá porque hasta el recinto parlamentario llegaron los ecos de los tambores manguaré que propagan por los bosques el llamado a la lucha.

Soy de la opinión de que el proyecto alanista debe ser sometido a un examen riguroso de la Comisión de Constitución del Congreso. Porque ese intento antiperuano viola varios artículos de la Carta.

En primer lugar, el Artículo 66º, que declara que “los recursos naturales, renovables y no reno­vables, son patrimonio de la Nación. El Estado es soberano en su aprovechamiento.”

El inciso segundo de ese artículo prescribe: “Por ley orgánica se fijan las condiciones de su utilización y de su otorgamiento a particulares. La concesión otorga a su titular un derecho real, sujeto a dicha norma legal.”

La Carta habla, pues, de concesión, no de privatización.

Hay más. El Artículo 68º establece que el Estado “está obligado a promover la conservación de la diversidad biológica y de las áreas naturales protegidas.”

En el dictamen de la Comisión de Economía se señala algo que había yo puesto de relieve en esta columna: el peligro de que se introduzcan en la selva especies exóticas de plantaciones homogéneas. Eso rompería la diversidad agrícola, garantía de conservación del ecosistema.

Recuérdese que el proyecto García propone vender decenas de miles de hectáreas. No hace falta ser adivino para prever que un inversionista, convertido en dueño y señor de enormes áreas, buscará desalojar a los pobladores actuales, arrojando a comunidades enteras a la condición de parias. Oligopolios de inversionistas peruanos y extranjeros, sobre todo chilenos, podrán deforestar nuestros bosques. No sólo se des­truirán culturas y cultivos, sino también vidas.

Hay teorías de antropólogos europeos que sostienen que la selva amazónica es, en el fondo, una creación humana. Con la ley de Alan García, ley de capitalismo salvaje, la destrucción de la selva sería una labor inhumana.

www.diariolaprimera.peru.com

En este enlace encontrarás también los artículos del periodista César Hildebrandt.

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